16.09.09 Colaboraciones puntuales: fauna


Tras reponer fuerzas en el desayuno (si seguimos poniendo tanto énfasis en el desayuno tendremos que llamar a Special-K para que nos patrocine...), el equipo se ha puesto en marcha preparando el último día en Casa Manel, ese lugar inhóspito que, pese a nuestros esfuerzos de ayer, hoy había recobrado su tono lúgubre original.

Los actores, ya maquillados, han estado jugando con el perro del lugar, Nab, tirándole un tronco tras otro a esta bestia obediente e infatigable. Al lado del Hostal hay un río rodeando de frondosa vegetación. Clara Galí ha estado experimentando: no importaba lo grande que fuera el tronco o que cayera al agua, Nab lo recogía siempre. Parece, pues, que aquí no importan ni el tamaño ni la humedad.

En casa Manel hemos recargado aún más el ambiente, le hemos hecho la competencia a la niebla natural con nuestra potente tecnología y hemos conseguido teñir de mayor misterio la situación.

Los juegos de los actores con el animal no eran gratuítos. estaban ensayando porque, hoy, además del equipo, tendríamos animales observadores y participantes. Un grupo de vacas con su cencerro nos observaba con ojos sabios, parecían antropólogas haciendo una etnografía sobre los rodajes en Catalunya en el sigle XXI. Sin embargo, sus constante tintineos y mugidos dificultaban la grabación del sonido, de modo que Mercé Batalla, la encargada de producción, ha tenido que correr tras ellas con un palo para echarlas. Ya se sabe, los antropólogos siempre acaban recibiendo palos.

Pese a que hay actores muy difíciles, ninguno lo es tanto como una cabra: controlar cuando tenía que belar y cuando callar ha sido una odisea. Incluso chantajénadolas con comida o con compañía en el corral ha sido harto difícil, han mostrado una actitud independiente e indiferente.

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